Jerisef, escrito comúnmente como Herishef y transliterado como Ḥry-šf. Su iconografía es de las más uniformes dentro del abultado panteón del antiguo Egipto ya que casi siempre era representado como un hombre con cabeza de carnero, cuernos ondulados y corona atef con disco solar o corona blanca. También podía ser mostrado completamente como un carnero, pero son escasas sus representaciones en esta forma.
Su nombre significa “El que está sobre el lago”. Posiblemente dios creador como sugiere su nombre y la presencia del lago sagrado tanto en su nombre como en su templo, de acuerdo a otros mitos creacionistas. Plutarco tradujo su nombre como Arsafes. Podemos encontrarle representado en los marfiles mágicos del Reino medio.
Representaba el ba de Usir (Osiris) y Ra. De hecho, estudiando los textos de los ataúdes, esa colección de textos inscritos en el interior de los sarcófagos durante el Reino medio como continuación de los textos de las pirámides y antes de otros textos del Reino Nuevo como los libros de la salida al día, Amduat o libro de la vaca sagrada, encontramos varias menciones a Jerisef, especialmente identificado con Usir y Ra, no solo como su ba, sino como un sincretismo de ambos dioses que desembocan en Jerisef. Es de presuponer que fue la forma local de otorgar un mayor protagonismo a su dios uniéndolo con dos deidades nacionales de primer orden.
Pendiente de Jerisef que actualmente se conserva en el Museo del Louvre en París.
De hecho, podemos extraer de este conjunto de textos que Jerisef es, conjuntamente con Usir, una representación de Ra en su forma de la mañana (Katja Goebs, 2008 p.298)
Fue el dios principal de Heracleópolis. Su culto existió desde comienzos de la civilización egipcia siendo más pronunciado durante el primer periodo intermedio en el que la ciudad se convirtió en capital del norte del país. Su importancia no disminuyó con el paso del tiempo, si bien es cierto que su influencia fue sobre todo local, pero sin embargo muy duradera, ya que su templo y sus sacerdotes están atestiguados en época tardía encontrando tumbas y evidencias de individuos que ostentaron cargos como sacerdotes de Jerisef o gran concubina del harén de Jerisef, así como fue incluido en el nombre de ciertos individuos importantes de época tardía como Paenjerisef.
En el capítulo 175 del Libro de los muertos se narra su historia. Se trata de una deidad vinculada con el agua y la fertilidad. Uno de sus epítetos, conocido por textos funerarios, en especial los textos de las pirámides, es el del “Señor de la sangre”. Su nombre es mencionado tanto en Dendera como en Abidos y Abu Simbel. Fue asociado por los griegos con Heracles.
Henen nesut (Heracleópolis)
La ciudad de Heracleópolis Magna, en árabe Ihnasya el medina y cuyo nombre original fue Henen nesut (nny nesu) era la capital del nomo 20 del alto Kemet, cercana al oasis de El Fayum en el Egipto medio. Jerisef era el dios local de la misma.
Restos del templo de Jerisef.
Casi toda la información que tenemos de esta ciudad viene del proyecto de excavación español que está trabajando en la zona desde la concesión en 1966. Una parte de los hallazgos de las excavaciones forman parte en la actualidad del Museo Arqueológico Nacional en Madrid.
El dios contaba con un templo en la ciudad. Excavado en primer lugar por Édouard Naville (1884) y Flinders Petrie (1905). Dentro del recinto del templo existía un lago sagrado. Fue ampliado por Ramsés II siguiendo activo en el periodo tardío como hemos visto anteriormente. El eje norte sur del templo viene determinado por la posición del sol lo que supone que cuando el astro rey se encuentra en su cenit coincide exactamente con el eje longitudinal del templo. El templo se compone de patio de acceso, pórtico, sala hipóstila y santuario.
Si nos remontamos a los primeros tiempos dinásticos tenemos constancia de la existencia de Jerisef por lo que, a pesar de ser un dios local, podemos decir que su culto y su presencia fueron mucho más duraderos que muchos dioses nacionales. Ya en la Piedra de Palermo, documento datado en la dinastía V, leemos que el rey Den de la primera dinastía visitó la ciudad y el templo del dios local con cabeza de carnero. Exactamente el apunte consta en el año 9 de reinado de Den indicando tanto la ciudad de Henen Nesut como el lago del templo del dios Jerisef.
Se trata del registro más antiguo que certifica tanto la existencia de la ciudad como del templo del dios lo que nos indica que ya desde comienzos de la época dinástica su culto existía y era importante. No obstante, no se han hallado materiales previos al primer periodo intermedio en las excavaciones de la misión española, como ya hemos visto, hay que considerar esta fuente como fiable.
Del mismo reinado de Den tenemos otra evidencia arqueológica en forma de un trozo de etiqueta encontrado en el templo de Abidos que muestra a un dios carnero rodeado de lo que parece ser el témenos de su templo.
Evidencias arqueológicas
La primera de ellas es una estatua votiva del dios procedente del templo de Ehmasya datada en la dinastía XXV y que actualmente se encuentra en el Museo de bellas artes de Boston.
(Imagen del dios dorado del Museo de Ciencias naturales de Boston)
Hay una estela del periodo persa, cuyo propietario es Somtutef najt, que relata una historia sobre el dios.
Fuera de su ciudad de origen encontramos más referencias, en este caso en la moderna Tell el Daba, antigua Avaris, capital de los hyksos durante el segundo periodo intermedio. Un templo dedicado a Reshef, dios cananeo emparentado con Jerisef en su forma de Jerisef-Ra.
Por último existe una estatua conjunta de Ptah y Jerisef que se conserva en el Museo de Ciencias naturales de Boston, en la que el dios se encuentra sentado, lo que se intuye de los restos de la figura y la posición de sus brazos, llevando sobre su cabeza su característica corona Atef. Ataviado únicamente con un kilk mostrando el torso desnudo. A la izquierda del dios podemos encontrar una anotación jeroglífica en bajo relieve que dice: Jerisef, rey de las dos tierras.
Figura conjunta de Jerisef y Ptah perteneciente en la actualidad al Museo de Ciencias Naturales de Boston.
Evidencias textuales
Contamos con evidencias textuales de la presencia del dios en su ciudad de origen. En 2004 se descubrió una capilla en la localidad de Ihnasia El medina, antigua Henen Nesut o Heracleópolis, que actualmente se encuentra en el Museo de El Cairo y que consta de tres partes: La jamba superior, la jamba derecha y el muro.
En es en este muro en el que encontramos la referencia al dios, en concreto en la cuarta y última columna de texto que dice lo siguiente:
El hermoso soberano, el más destacado en apariencia y jefe de los vivos que está en la cima de
estos, quien llenó su corazón con los secretos reales respecto a las bellezas en el lugar secreto real,
el único amigo en la casa del rey, el amado de su señor, el verdadero, el alabado en los dos
palacios, el hijo de Jerisef.
Esta capilla ha sido fechada en los últimos tiempos del Reino antiguo, por la composición de las formulas de ofrendas y la gramática empleada. Imágenes de la misma podéis encontrar en la referencia bibliografía correspondiente (Abdelhamid Taher, Elnwagy Tamer).
No es la única mención del dios fuera de su área de influencia, recordemos que no dejaba de tratarse de un dios local, ya que encontramos una inscripción con el nombre de Jerisef en el templo de Biblos (actual Líbano) sobre un obelisco y que actualmente podemos ver en el Museo de Beirut y que dice lo siguiente: “El amado de Jerisef-Ra, el príncipe gobernador de Biblos Abisemu, dotado de vida.” A continuación la imagen del obelisco. Origen de la fuente de la misma: http://www.obelisks.org/
Jerisef también está presente en la literatura como se demuestra de cuentos y relatos muy conocidos como El campesino elocuente. El relato está datado en el Primer periodo intermedio o principios del Reino Medio y en él se narra la historia de un campesino al que roban su caravana por lo que acude ante un intendente de nombre Resi a exponer su caso y de paso lanzar acusaciones de corrupción. Estructurado en nueve peticiones, atestiguamos el nombre del dios en la cuarta en la que se indica que cuando el campesino fue a realizarla encontró al intendente saliendo del templo de Jerisef. “¡Oh favorito, que Jerisef, de cuya casa has salido, te favorezca.”
Con una mención tan simple en el cuento podemos inferir lo que ya sabíamos por las excavaciones en el templo del dios, que su importancia a nivel local era muchísima y que su culto estaba bien afianzado tanto en la ciudad como en la época en la que la ciudad se convirtió en capital del norte del país, que coincide con la datación del cuento.
No es la única mención que tenemos en la literatura del antiguo Egipto. En la llamadas cartas de Hekananj, correspondencia entre un pequeño propietario durante los primeros años de la dinastía XII, encontramos la siguiente mención: “Tu condición es vida en si misma, un millón de veces. Quiera que Jerisef, señor de Henen nesut, y todos los dioses actúen en tu favor”... “Que seas venerado ante el espíritu de Jerisef, señor de Henen nesut”.
En la estela de Nitocris, descubierta en 1897 en el templo de Karnak y llamada “estela de adopción” fechada durante la dinastía XXV, leemos un completo y complejo listado de ofrendas entre las que se encuentra una dirigida a Jerisef: “Para Jerisef, señor de Henen nesut, 100 deben de pan”.
Imagen de Wikipedia de la estela tras su descubrimiento.
Bibliografía:
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Goeb, Kajta – Crowns in egyptian funerary literature. Royalty, rebirth and destruction, 2008
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López Grande, María José – Rashap en la tradición antigua de la equiparación Heracles-Melart. Las funetes egipcias (Ex Oriente Lux: Las religiones orientales antiguas en la Península Ibérica), 2002
Pérez Die, Mari Carmen – Revista Arbor nº 717 (Excavaciones en Heracleópolis Magna), 2006
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Remler, Pat – Egyptian mithology A to Z, 2010
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Wilkinson, Toby A. H. - Royal annals of ancient Egypt. The Palermo stone and its associated fragments, 2000
Wilkinson, Toby A. H. - Writings from Ancient Egypt, 2016
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