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Dioses: Nefertem




ICONOGRAFÍA Y RELACIONES

Nefertem es un dios niño, vinculado a Ra en su infancia y juventud. En la teología menfita era considerado hijo de Ptah y Sejmet, aunque solo tenemos constancia de esta triada desde el Reino nuevo.

En otros casos Nefertem se asocia con Bastet como hijo de esta diosa. Al ser Nefertem también un dios de los perfumes e inciensos, como se puede apreciar por el texto de las pirámides que reproduzco más adelante, y Bastet la representación más habitual para contener este tipo de fragancias, su relación parece ser bastante natural, aunque no deja de ser más tardía que la de la triada de Menfis.

Se le representa como un joven con una flor de loto sobre la cabeza, en ocasiones acompañado de dos plumas. Es más raro encontrarlo como un león o un niño sentado en la flor de loto, pero son varias sus representaciones con estas formas.

Nefertem frente al rey Horemheb en la tumba de este KV 57.


Es importante resaltar que, a pesar de su importancia, no tuvo templos propios para el culto ni se consideró un dios creador a pesar de su carácter primigenio.

Imhotep, el arquitecto de la famosa pirámide escalonada, fue deificado en la baja época y asociado por los griegos a Asclepio. Al ser un personaje de la región de Menfis se le identificó también como hijo de Ptah y Sejmet, lo que le acercó a Nefertem por asimilación. 

MITOLOGÍA Y ORIGEN

Nefertem es representado y asociado al loto. Tal y como se indica en el capítulo 81 de El libro de la salida al día, el difunto renace a la otra vida floreciendo del interior de un loto, como hace el propio dios. El loto se asociaba al sol, a su fuerza renovadora, por lo que aspirar su aroma era similar a respirar la propia eternidad.

En el antiguo Egipto encontramos dos representaciones de loto: el loto azul y el loto blanco. La principal diferencia entre ellas es que el loto azul es una planta diurna, mientras que el blanco es nocturna. Por este motivo, la principal representación que encontramos es con el loto azul, asociado a la luz del sol.

Ramsés realiza una ofrenda a Nefertem en su tumba KV 16.


Es esta simbología la que nace del mito primordial. Al principio solo existía el Nun, las aguas primordiales. Tras despejarse estas surgió un montículo, asociado al dios Tatenen, y una primera flor brotó de él. Se trataba de un loto azul del que surgió el sol Ra. Esta representación se llevaba a cabo en algunos templos, que representaban este relato a través de formas que recordaban al montículo y plantas que mostraban ese primer loto de la existencia. A partir del nacimiento de Ra (O Atum, según el mito) se fueron creando el resto de dioses como se nos explican en los diversos mitos de creación.

El loto azul, al abrirse al amanecer y cerrarse al anochecer, era el vehículo perfecto para vincularse con el sol, que emergía cada mañana renacido y entraba en la duat cada noche. Por tanto, el loto azul asumió estas características solares de vida y renacimiento.

La importancia del loto era tanta, que se trataba de la planta heráldica del alto Egipto, siendo el papiro la del bajo Egipto.

NEFERTEM EN LOS TEXTOS

En el papiro Harris 500 se recogen una serie de poemas de amor entre los que podemos encontrar el reproducido a continuación:

“El río es vino

Ptah son sus cañas,

Sejmet es su hoja de loto,

Iadet es su capullo de loto,

Nefertem es su flor de loto”.


En el templo de Seti I en Abidos hay una sala con capillas de Ptah-Sokar-Osiris situados en la parte derecha y Nefertem a la izquierda. El pasillo de Nefertem se encuentra próximo a la sala donde se encuentra la Lista real de Abidos. En en las capillas mencionadas anteriormente, siete en total, que encontramos al rey Seti I ofrendando flores al dios Ptah, que se encuentra acompañado por su esposa Sejmet. A Ambos lados de la capilla encontramos al rey abrazado a Nefertem.

Gran Papiro Harris de época de Ramses IV en el que el rey adora a la triada menfita compuesta por Ptah, Sejmet y Nefertem. Imagen del British Museum.


Textos de los sarcófagos:

Formula 295 – “Me convierto en el escriba de los altares de Hut Jer (Hathor), el reensamblaje se lleva a cabo por mí a través de amuletos papiriformes (incluso para mí) ‘Ihmsw, hijo de Nefertem, escriba del IV, 48 altares del campo de ofrendas de Hathor”.

Formula 563 – “Marcharé a pie como Nefertem”

Formula 571 – “Y para estas mansiones entre las aguas y el cielo y la tierra, si mi deseo de ir a ellos no es concedido el cielo y la tierra serán pisoteados, el hbnnt, que se encuentra frente a la casa de Nefertem será pisoteado…”

En estos textos, ubicados entre el final del Reino antiguo y principios del Reino nuevo, no podemos ver alusiones muy claras a las funciones del dios o su mitología, siendo tan solo referencias veladas a este.

Libro de la salida al día:

Fórmula 125 (Formula para entrar en la sala de los dos Maat) “Oh Nefertem, que ha salido de Menfis, no he pecado, no he hecho ningún mal”.

En este capítulo el difunto se presenta ante el tribunal de Usir (Osiris) en la que recita las confesiones negativas ante los dioses que conforman el tribunal, siendo Nefertem uno de ellos.

En el papiro de Anjwahibra, cuya imagen podéis ver a continuación, aparecen en dos filas los dioses ante los que se presenta el difunto para ser juzgado. Todos tienen la pluma de Maat sobre su cabeza, con la excepción de Nefertem, el dios 13 en la fila superior contando desde la derecha, que mantiene su icónica flor de loto.

Papiro de Anjwahibra en el British Museum.


Textos de las pirámides:

Declaración 249 (El rey es una flor en las manos del Rey). Texto presente en la pirámide de Unis – “Yo aparezco como Nefertem, como el capullo de loto que está junto a la nariz de Ra; él saldrá por el horizonte diariamente y los dioses serán purificados ante su vista”.

En estos textos, los más antiguos de los que tenemos constancia, Nefertem aparece más claramente definido como el loto, como el aroma que está junto a Ra y que permite su salida.

Una curiosidad mitológica

Uno de los aspectos que más llama la atención al lector poco habituado a la mitología egipcia es la cantidad de mitos diferentes, contradictorios o paralelos que existen. Sin embargo, pese a que a nosotros nos pueda resultar incongruente que un dios tenga una función en un mito y otra muy diferente en otro, para la concepción de los antiguos egipcios no suponía un problema. Además, claro está, de la perspectiva de una sociedad con una distancia territorial y temporal tan amplia.

Para ilustrar este punto y tomando como referencia a Nefertem quiero proponer el siguiente ejemplo:

En el mito de la creación más extendido, el de Heliópolis, en el que, tras la retirada de las aguas del Nun y la aparición del montículo primigenio es el dios Atum el primero en existir y del que emanan todos los dioses, siendo a la vez Atum una forma de Ra en otra concepción distinta.

Sin embargo, en el mito menfita es Ptah quien crea el mundo a través de su palabra y dentro de esta mitología de la ciudad de Menfis los dioses principales son Ptah, Sejmet y Nefertem, como padre, madre e hijo.

Si volvemos al mito de Nefertem en el que surge como flor de loto al principio de los tiempos ya estamos situando su nacimiento de forma previa al del mito de Atum, y es más, es el propio Nefertem quien permite la salida del sol Ra, recordemos que Atum es una de sus manifestaciones, por lo que la creación de la enéada sería posterior al nacimiento de Nefertem. ¿Es esto posible si Nefertem es a la vez hijo de Ptah que no forma parte de este mito y que a su vez es un dios creador?

Esta interrelación tan confusa no lo era en absoluto para los antiguos egipcios para los que Nefertem era tanto el loto del inicio de la creación que propiciaba la salida de Ra, como parte de la triada de Menfis en la que Ptah ejercía como demiurgo.

                                                



Bibliografía:

Castel, Elisa – Abidos. Templo de Sethy I, 2004

Castel, Elisa – Gran diccionario de mitología egipcia, 2001

Castel, Elisa – Signos y símbolos de lo sagrado, 1999

Estrada Laza, Fernando – Entender y amar el arte egipcio, 2012

Faulkner, R. O. – The ancient egyptian coffin texts, 1977

Fletcher, Joann – Oils and perfumes of ancient Egypt Egypt (London: British Museum Press, 1998), 51–52.

Taylor, John H. – Journey through the afterlife, 2010

Wilkinson, Richard H. – Todos los dioses del antiguo Egipto, 2003

OTRAS ENTRADAS DE DIOSES




    











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