¿Qué es un dios?, o
mejor dicho, ¿qué entendemos por un dios? Si nos acogemos a la
definición básica encontramos que En las religiones politeístas,
ser sobrenatural al que se rinde culto; tiene poder sobre un ámbito
concreto de la realidad y sobre el destino de los humanos.
En todas las religiones,
ya sean politeístas o monoteístas, encontramos diversas figuras a
las que englobamos bajo este término, ya sea en religiones como las
que practican los cristianos, musulmanes y judíos o religiones y
cultos antiguos como los practicados en Roma, Grecia, Mesopotamia o,
en el caso que nos ocupa, el Antiguo Egipto.
Debemos diferenciar
también entre religión y culto, pues no todo lo que consideramos
que en la antigüedad formaba parte de un sistema de creencias son
religiones o cultos. La definición de culto nos indica que este es una de las manifestaciones exotéricas, de carácter público, de
una religión. Sin embargo, que existan una serie de creencias en
seres superiores o divinos no implica necesariamente que estas
creencias formen parte de una religión o se expresen mediante un
culto.
Por poner un ejemplo
actual, no es lo mismo considerarse cristiano que ir a la iglesia,
rezar por las noches o bendecir la comida. Cada uno de estos actos
son independientes de la religión. Pueden complementarla, pero no
son necesarios para practicar una fe o tener una serie de creencias.
El culto, publico o privado, que practiquemos y que en algunas
religiones está intrínsecamente ligado a la religión, no tiene
porqué entenderse de la misma manera cuando hablamos de creencias o
religiones de la antigüedad.
En el Antiguo Egipto no
existía una religión oficial. Es totalmente incorrecto hablar de la
religión egipcia o de la religión de los antiguos egipcios pues no
existía una organización como tal ni un sistema concreto o textos
únicos que reflejasen todos los aspectos de sus creencias. Se
trataba, más bien, de creencias personales, que podían ser
compartidas por el estado y convertirse en oficiales, cultos y
rituales privados que realizaban los ciudadanos acordes a sus
creencias, que diferían enormemente dependiendo de la época en la
que se encontrasen o de la ubicación geográfica.
No quiero decir que los templos no siguiesen un dogma o unas creencias especificas, pero no existía una "enseñanza" al pueblo o elementos como misas o reuniones con los fieles para hacerles participes de estas creencias. De hecho, el acceso a un templo para alguien ajeno al trabajo en el interior era muy limitado, tanto, que apenas podían pasar de la entrada del mismo o ver a las divinidades en contados días de fiesta.
No quiero decir que los templos no siguiesen un dogma o unas creencias especificas, pero no existía una "enseñanza" al pueblo o elementos como misas o reuniones con los fieles para hacerles participes de estas creencias. De hecho, el acceso a un templo para alguien ajeno al trabajo en el interior era muy limitado, tanto, que apenas podían pasar de la entrada del mismo o ver a las divinidades en contados días de fiesta.
De
esta manera veremos que, cuando en una época Ra era considerado el
dios oficial y superior de todos ellos, en otra lo era Horus, o
incluso Thot o Amón dependiendo de la zona. No es posible hablar de
religión egipcia porque no hay una coherencia como la que podamos
entender hoy de la organización del cosmos o las funciones y
relaciones entre los dioses así como sus atributos. La ausencia de
libros sagrados impide catalogar un dogma especifico y unas doctrinas
concretas que puedan seguir una serie de fieles.
Representaciones de los dioses
En las culturas occidentales estamos acostumbrados a que los dioses, sean los que sean, se representen con aspecto antropomórfico. Les damos forma humana por varios motivos como la cercanía o la búsqueda de la semejanza de los hombres con los dioses, pero rara vez llegamos a entender otras representaciones como las que se daban en Kemet.
Los dioses en Kemet son representados de diversas formas, ya sea antropomórficamente, como animales o como una mezcla de ambos: hombres con cabeza de animal. Esta variedad que invita a la confusión de aquel que se acerca a su cultura por primera vez es totalmente normal en el mundo de Kemet y no entran en conflicto unas representaciones con otras, incluso aunque un mismo dios tenga más de una.
Cuando pensamos en dioses griegos o nórdicos vemos personas, seres humanos divinos representados con carne y hueso, por eso se puede llegar a pensar que Ra es un hombre con cabeza de halcón y un disco solar sobre la misma a pesar de que esa es solo su representación terrenal, es decir, que Ra, como tal, es el disco solar, pero para poder representarlo como la estatua donde el ka del dios reposa o escribirlo en los muros de los templos tenemos que adoptar una simbología que nos permita identificarlo fácilmente y que sea asequible para nuestra mente.
Podemos pensar que en un caso como el de Ra sería más fácil representarlo simplemente como un disco solar y puede ser así, pero son muchos casos los que no permiten una asociación tan sencilla. No es tan fácil representar conceptos como el aire, la justicia o la guerra de una forma fácil y comprensible para todos por lo que se tienen que adoptar formas conocidas que permitan a todo el mundo reconocer enseguida a qué dios se refieren y qué representa. Muchas de estas asociaciones tendrían un origen lógico y entendible para la gente de la época y la mayoría con el tiempo han ido cambiando u olvidándose su origen por lo que tenemos que intentar adivinar el porqué de esas asociaciones.
Se ha dicho siempre que en Kemet los dioses con forma o cabeza de animal se representaban de esa forma por la asociación que tenía ese animal con el concepto que encarnaba ese dios. Siempre se pone el ejemplo de que el dios Inpu (Anubis) se representa como chacal por la cercanía de estos animales por los cementerios, así como se dice que la observación del escarabajo pelotero empujando sus propias heces son lo que llevaron a los habitantes de Kemet a asociarlo con el dios Jeper empujando al sol.
Son asociaciones razonables para fenómenos que no llegamos a comprender del todo. Teorías tan validas como cualquier que podamos inventar al respecto pues nadie puede decir qué es lo que pensaba alguien cuando asociaba un animal a un dios o el porqué de una forma determinada o una actitud concreta.
A lo largo de la historia de Kemet estas asociaciones han ido cambiando y adaptándose a las nuevas corrientes religiosas por lo que la confusión es mayor para alguien que quiera estudiar Kemet como un conjunto o a un dios como una única entidad con una sola forma.
Grupos de dioses
Representaciones de los dioses
En las culturas occidentales estamos acostumbrados a que los dioses, sean los que sean, se representen con aspecto antropomórfico. Les damos forma humana por varios motivos como la cercanía o la búsqueda de la semejanza de los hombres con los dioses, pero rara vez llegamos a entender otras representaciones como las que se daban en Kemet.
Los dioses en Kemet son representados de diversas formas, ya sea antropomórficamente, como animales o como una mezcla de ambos: hombres con cabeza de animal. Esta variedad que invita a la confusión de aquel que se acerca a su cultura por primera vez es totalmente normal en el mundo de Kemet y no entran en conflicto unas representaciones con otras, incluso aunque un mismo dios tenga más de una.
Cuando pensamos en dioses griegos o nórdicos vemos personas, seres humanos divinos representados con carne y hueso, por eso se puede llegar a pensar que Ra es un hombre con cabeza de halcón y un disco solar sobre la misma a pesar de que esa es solo su representación terrenal, es decir, que Ra, como tal, es el disco solar, pero para poder representarlo como la estatua donde el ka del dios reposa o escribirlo en los muros de los templos tenemos que adoptar una simbología que nos permita identificarlo fácilmente y que sea asequible para nuestra mente.
Podemos pensar que en un caso como el de Ra sería más fácil representarlo simplemente como un disco solar y puede ser así, pero son muchos casos los que no permiten una asociación tan sencilla. No es tan fácil representar conceptos como el aire, la justicia o la guerra de una forma fácil y comprensible para todos por lo que se tienen que adoptar formas conocidas que permitan a todo el mundo reconocer enseguida a qué dios se refieren y qué representa. Muchas de estas asociaciones tendrían un origen lógico y entendible para la gente de la época y la mayoría con el tiempo han ido cambiando u olvidándose su origen por lo que tenemos que intentar adivinar el porqué de esas asociaciones.
Se ha dicho siempre que en Kemet los dioses con forma o cabeza de animal se representaban de esa forma por la asociación que tenía ese animal con el concepto que encarnaba ese dios. Siempre se pone el ejemplo de que el dios Inpu (Anubis) se representa como chacal por la cercanía de estos animales por los cementerios, así como se dice que la observación del escarabajo pelotero empujando sus propias heces son lo que llevaron a los habitantes de Kemet a asociarlo con el dios Jeper empujando al sol.
Son asociaciones razonables para fenómenos que no llegamos a comprender del todo. Teorías tan validas como cualquier que podamos inventar al respecto pues nadie puede decir qué es lo que pensaba alguien cuando asociaba un animal a un dios o el porqué de una forma determinada o una actitud concreta.
A lo largo de la historia de Kemet estas asociaciones han ido cambiando y adaptándose a las nuevas corrientes religiosas por lo que la confusión es mayor para alguien que quiera estudiar Kemet como un conjunto o a un dios como una única entidad con una sola forma.
Grupos de dioses
En el antiguo Egipto existía una multitud de dioses, tantos que ni siquiera los mismos habitantes de la tierra negra eran capaces de conocer. Dentro de esta colección de divinidades se unificaban o se conocían por medios de grupos. Estableciendo uniones entre ellos era más sencillo identificarlos, así como potenciar un dios semi desconocido ligándolo a otro mucho más popular.
Existían diversos grupos de dioses. Los primeros que merece la pena mencionar son los dioses elementales o de la creación. Hay diversos mitos de la creación, de los que iremos hablando en posteriores entradas, según los cuales uno u otro dios se encuentra en lo alto como demiurgo y una serie de dioses son sus hijos o sucesores. Así mismo, encontramos varios grupos, siempre de nueve dioses, creadores. El más famoso es el formado por Tem (Atum), Su, Tefnut, Nut, Geb, Ast (Isis), Usir (Osiris), Nebet jut (Neftis) y Suti (Seth). La relación entre estos dioses es familiar en el caso de los últimos integrantes siendo Tem el dios creador del mundo. Esta es la conocida como enéada, nueve dioses, de Iunu (Heliópolis), ciudad en la que el culto a Ra era primordial. Podemos sustituir a Tem por Ra según la época, no obstante, Tem mismo es una forma de Ra.
Según el mito de la creación este grupo de dioses cambiaba tanto de integrantes como en número. Otros grupos de dioses muy recurrentes son las familias. En Kemet se tendía a simplificarlo todo asimilándolo al grupo familiar y por ello encontramos multitud de grupos de dioses con el número tres como referente, el padre, la madre y el hijo.
El más conocido de estos grupos y el más influyente en la última parte de la historia de Kemet fue el formado por Imen (Amón), Mut y Jensu (Khonsu) en Uaset (Tebas). Siendo Imen el dios nacional, asimiló a los otros dioses principales de Uaset y se convirtieron en familia facilitando al pueblo su culto y acercándolos por todo el país. Anteriormente la triada más fuerte era la formada por Petaj, Sejmet y Nefertum en Taui (Menfis).
También se podían englobar a los dioses en grupos en función de sus características o sus formas, pudiendo distinguir fácilmente entre divinidades bovinas, halcón, carnero o por dioses de la duat (el mundo inferior) o guardianes de las puertas. Estos grupos que hoy permiten identificar y reunir a diversos dioses de diversas épocas no existían como tales en su época y aunque muchos dioses compartían forma o funciones se entendían como dioses individuales y rara vez se pensaba en un dios halcón cuando se adoraba a otro.
Uno de los aspectos más complicados a la hora de acercarnos a la religión egipcia es que no hay un sistema de dioses como el de otras religiones más conocidas hoy día tales como la griega o la nórdica. No existe un panteón en el que convivan todos juntos ni una relación directa entre todos ellos más que la establecida en determinados momentos de la historia por los sacerdotes de sus cultos. Podemos englobar a los dioses en diversos grupos con el objeto de estudiarlos y comprenderlos mejor, pero raramente se les consideraba así en el antiguo Egipto. Salvo las excepciones religiosas de los grupos de la creación y de algunas tríadas familiares cada dios se adoraba individualmente y no se consideraba parte de una familia o grupo.
Veremos a lo largo del
blog en sucesivas entradas cómo evolucionaron las creencias en el
Antiguo Egipto, cómo los dioses fueron adaptándose y cambiando en
relación con las diferentes épocas por las que pasó el país y
cómo la ciudadanía vivía y experimentaba sus creencias.
Estudiaremos los
diferentes dioses del Antiguo Egipto en función de su importancia,
veremos qué documentos nos han llegado y qué mitología desarrollan
así como entenderemos las diferencias entre las distintas épocas de
una cultura que se desarrolló durante casi 3000 años y las
incoherencias que surgieron.
OTRAS ENTRADAS DE DIOSES:
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muy interesante articulo en esta web de curionautas es increible los articulos que pueden leer muy interesantes como estos de dioses egipcios
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