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El problema espacio-temporal en el antiguo Egipto


Antes de adentrarse en materia y descubrir los mitos, dioses y cultura del antiguo Egipto debemos detenernos un momento para estudiar un elemento que influye notablemente en la percepción que posteriormente vamos a tener de esos mitos, dioses y cultura.



Concretamente me refiero al elemento espacio-temporal. La del antiguo Egipto fue una civilización que existió durante casi 3000 años con una apariencia homogénea en sus características principales, y aun así no podemos subestimar la importancia que tiene un bloque de tiempo tan grande en diversos aspectos de su cultura.

Podemos identificar diferentes mitos creacionistas que coexistieron en el mismo espacio de tiempo y vemos que hay dioses con idénticas funciones representados de formas diferentes en distintas partes del país. Esto se explica porque lo que para nosotros es un mito, o un conjunto de mitos o dioses, fijos, con una estructura definida y una linealidad muy clara, pudieron coincidir o no en el tiempo, con diferencias de hasta milenios y los que para unos habitantes de la tierra del Nilo era de una manera, para otro habitante de la misma zona pero de mil años después era totalmente diferente.

Por poner un ejemplo moderno para ilustrarlo, baste pensar en la evolución social y tecnológica que ha tenido lugar en el mundo desde principios del siglo XIX de nuestra era hasta el momento actual. El avance y los cambios producidos en doscientos años ha sido mucho más pronunciado que el producido en los 500 o 1000 años anteriores. Sin embargo, en el antiguo Egipto en 3000 años no se produjeron cambios tan pronunciados como los anteriormente citados, pero eso no implica que cualquiera de sus elementos permaneciese inmutable.



Hay que tener muy presente este concepto temporal para darnos cuenta de que, en materias como la egiptología, no hay absolutos, no es posible identificar un mito con unas características únicas y pensar que se mantuvo igual durante uno, dos o tres milenios. No es posible porque no se han descubierto todas las fuentes posibles, ni siquiera la mayoría de estas nos ha llegado y no se han perdido por el camino, por lo que son muchas las cosas que pasamos por alto y hemos debido completar, muchas las cosas que podrían ser de otra manera en un momento concreto y en un lugar en concreto.

Los mitos y dioses deben entenderse como un intento de homogeneizar la materia de tal forma que resulte comprensible desde nuestro punto de vista, pero comprendiendo que la realidad para los antiguos egipcios no tenía por qué ser vista de la misma manera ni coincidir en todos los aspectos, ni en un momento concreto de la historia ni en otro momento totalmente apartado del primero.

¿Quiere decir esto que no podemos creernos todo lo que leamos, vengan estos textos o no de egiptólogos profesionales? No. Lo que queremos decir es que esos mismos textos, mitos, dioses y aspectos de la cultura son lo más exacto y preciso que podemos tener hoy día de cómo fueron en su momento, pero no podemos tener la certeza absoluta de que fuesen así en su época ni que no presentaron decenas de variables a lo largo de la historia del antiguo Egipto.

Lo que hoy parece claro como el mito de Osiris, su muerte y resurrección, podía haber nacido de una forma diferente, entenderse desde otro punto de vista según si estuviésemos en el Reino Nuevo o Antiguo o según en qué zona del país nos encontrásemos.

Si podemos entender que la cultura de un país difiere según la latitud en la que nos encontremos dentro del mismo país; el norte y el sur de España, Italia, etc…, por fuerza tenía que ser igual en un país tan grande como Egipto y no podemos pretender que la visión de un habitante del sur en el año 2400 a.c. fuese la misma que la de uno del norte en el 950 a.c.

Confluyen además otros elementos a tener en cuenta, como la evolución del lenguaje hablado, del que no podemos tener ninguna seguridad, las costumbres y hábitos de determinadas comunidades, grupos sociales o géneros y la educación o conocimiento que cada uno posee sobre un mismo concepto. Mezclado todo esto con el elemento espacio-temporal tenemos una ventana muy grande como para dictar cátedra tan fácilmente.

Por eso el mito de Osiris es el que es para nosotros, porque es lo más perfecto que vamos a poder obtener de cómo fue en su día, porque las fuentes escritas que nos han llegado nos han llevado a ese texto final para nosotros, pero jamás entenderemos las diferencias que pudo haber en cada época, en cada persona o en cada región. Esa información permanecerá para siempre un misterio porque no hay forma alguna de comprobarlas o demostrarlas.














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