La exposición nos vende desde su página web un recorrido a través del antiguo Egipto desde su creación mitológica del mundo hasta la muerte del rey niño experimentando su paso a la otra vida mientras el propio Tutankamón nos va narrando todo lo que vemos.
En la práctica hay que matizar muchas cosas, y de ahí esta crónica de la exposición.
El plano con el recorrido que podemos ver en la entrada.
Ubicada en la nave 16 del matadero, un espacio suficientemente grande para cualquier tipo de exposición, nos vamos a encontrar con un recorrido lineal que nos conducirá a las dos principales atracciones de la exposición: la sala inversiva y la experiencia de realidad virtual.
Durante este recorrido lineal encontraremos multitud de textos con información acerca del antiguo Egipto y del rey Tutankamón para ponernos en contexto. Leeremos sobre aspectos básicos como la geografía y la sociedad, así como de aspectos muy concretos acerca de la familia del rey o el descubrimiento de su tumba.
Son textos fundamentales para todos aquellos con pocos o nulos conocimientos de los temas tratados, para los más versados en la materia no dejan de ser un trámite que no les aportará información novedosa. Sin duda, son imprescindibles, y se agradece que haya suficientes textos como para ayudar a todo tipo de público.
Una vez pasamos esta primera parte de texto, encontraremos una segunda después de la sala inmersiva, llegaremos a una antesala con reproducciones de objetos encontrados en la tumba de Tutankamón, una réplica de su máscara funeraria y de uno de sus sarcófagos y su momia. Un detalle para ampliar parte de lo leído en los textos.
Ya en la sala inmersiva podremos sentarnos en una sala/nave de gran tamaño en el que asistiremos a una reproducción continúa de un vídeo que puede verse casi en 360º (solo faltaría la proyección en el techo para lograr la esfera completa). En esta proyección se nos irá narrando con sonido e imágenes el momento de la creación del mundo desde las aguas del Nun conectándolo con el rey niño, su nacimiento y su muerte explorando su tumba, las noticias de la época de su descubrimiento y otros aspectos mitológicos.
La proyección está muy bien, es muy llamativa con imágenes de la tumba en movimiento, luces y sonido que, sin duda, encantarán a los más pequeños que se volverán locos cuando les rodeen los escorpiones o escarabajos.
Una vez terminado el ciclo, que no se detiene al finalizar enlazando con el principio, pasaremos a un nuevo pasillo con más textos antes de llegar a la sala de realidad virtual. Antes de esta sala nos ofrecen la posibilidad de participar en dos experiencias “menores”. Por un lado, un fotomatón en el que nuestra cara se transformará en egipcio/a y por otra un laberinto de realidad aumentada en la que encontrar una serie de tesoros mediante sencillas pistas a través de una Tablet.
Son dos experiencias diseñadas para los más pequeños, que sin duda disfrutarán. Una vez finalizadas solo nos quedará la realidad virtual.
Como los aparatos de realidad virtual ya existentes en el mercado, Playstation VR por ejemplo, nos ofrece la oportunidad de meternos en primera persona en una experiencia relacionada con la resurrección del rey muerto y su paso a la otra vida. Nos levantaremos de su tumba y saldremos a la Duat hasta pasar el juicio del difunto y alcanzar los campos de Ialu.
Una experiencia muy interesante, aunque no dura más de cinco minutos. No recomendada para personas sensibles por la sensación mareante que puede ofrecer, o niños muy pequeños que se pueden asustar fácilmente.
Una vez hecho esto solo nos quedará visitar la tienda y abandonar el recinto.
Esto es lo que nos ofrece la exposición inmersiva de Tutankamón. ¿Qué sensaciones me ha dejado y cuál es mi opinión sobre esta?
En primer lugar, hay que destacar que hay aspectos positivos y negativos, pero como resumen rápido diría que es una exposición orientada a niños o familias. ¿Por qué? Porque son experiencias que pueden suponer asombro y maravilla a personas más jóvenes, pero que no son tan sorprendentes en los que llevamos unos cuantos años en la mochila o estamos acostumbrados a experiencias audiovisuales.
La sala inmersiva está bien, es muy chulo ver todo cobrar vida de la forma en que lo hace, la poesía que conllevan las imágenes con el sonido y la música, pero no parece suficiente para justificar una exposición completa o un precio de entrada que no es precisamente económico.
El principal problema que le veo para recomendarla a un público adulto que tenga un cierto conocimiento del antiguo Egipto es que vamos a salir de la exposición con una sensación de que ha sido muy poco y muy básico. Porque la exposición se reduce en este sentido a la sala inmersiva y la realidad virtual, algo que experimentamos en apenas media hora y que, aunque visualmente espectacular, me parece escaso para conseguir una sensación plena de satisfacción de la experiencia.
Da la impresión de que el fotomatón, las replicas de los tesoros de la tumba (muy pocos) y el laberinto de realidad aumentada están ahí para rellenar las dos experiencias más completas, y es una pena, porque si se hubiesen añadido algunas experiencias menores de este tipo podrían haber alcanzado una sensación de haber formado parte de algo más grande, más duradero y completo.
Estos son los principales aspectos negativos en mi opinión, no obstante, es una exposición que recomiendo para familias con niños que, sin duda, disfrutarán mucho más de estas experiencias y que las vivirán mucho más como algo único y sorprendente que nosotros los adultos.
Igualmente para un adulto con poco o nulo conocimiento del antiguo Egipto es recomendable ya que podrá sacar información y asombrarse con mil detalles que para ellos serán novedosos.
Página de la exposición: Tutankamón. La exposición inmersiva.
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Gracias ☺️ lo tendré en cuenta como principiante de este mundo.
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