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Introducción a La última etapa



Aunque pueda parecer extraño realizar una nueva entrada de introducción al blog considero necesaria hacerla por varias razones. En primer lugar, porque la anterior es demasiado antigua e incompleta. Por otro lado, es mucha gente la que ha descubierto el blog desde que comencé a publicar sobre el Antiguo Egipto hace ya tantos años y que, con el crecimiento de la cuenta a través de redes sociales, pueden descubrirlo ahora. Además, las intenciones de este han cambiado por lo que todo lo expuesto años atrás está desfasado u obsoleto. 

El principal motivo de realizar esta actualización es porque el blog ha cambiado mucho al ritmo en que yo mismo lo he hecho. Las intenciones expuestas a finales del año pasado para este mismo año son claras, el objetivo, a lo largo de 2020, es el de revisar todo el contenido del blog para adaptarlo a mis nuevos estándares que son los que ya aplico en todas las nuevas entradas. Esto significa, sobre todo, un aumento de la cantidad, calidad y profundidad del contenido. 

Si lo que se pretende es divulgar historia del antiguo Egipto y hacerlo bien para que tanto los neófitos como todo aquel con una serie de conocimientos puedan encontrar contenido interesante e instructivo es necesario que las entradas estén lo más trabajadas posible, que la bibliografía sea amplia y las fuentes diversas. Es necesario que cada articulo esté masticado el tiempo suficiente como para afirmar que lo que en él se trata no tiene fisuras, no más de las que puede tener el conocimiento de periodos de la historia que muchas veces son teóricos. 

Por eso en el índice del blog veréis que, poco a poco, más y más entradas van añadiendo la coletilla (revisada a 20xx). Al finalizar el año, o un poco más, es difícil precisarlo, todo el contenido del blog esté revisado y de acuerdo con el objetivo de calidad ya expuesto. 

Esta revisión ha servido para que la estructura por secciones del blog sea revisada al mismo tiempo. Actualmente está dividido, y puede cambiar un poco más en los próximos meses, de la siguiente forma: 

En primer lugar, encontramos una serie de “Aspectos básicos”, entradas que pretenden servir de introducción a diversos aspectos del antiguo Egipto. A continuación, una serie de bloques, sin orden especifico, que intentan abarcar lo máximo posible dentro del conocimiento de la cultura de Kemet. Así hay bloques sobre símbolos, la lengua egipcia, sociedad, geografía, ciudades y templos, reseñas de libros, complejos funerarios, exposiciones, excursiones y finalmente dioses. Posiblemente aparezcan nuevas categorías en el futuro y algunas entradas pasen de un bloque a otro, lo iréis viendo todo bien reflejado y actualizado en el índice. El mismo índice figurará como entrada destacada una vez esté completamente revisado y actualizado. 



Debido a que entender la mitología o la religión del antiguo Egipto (Kemet) no es fácil, quiero dedicar unas líneas a hablar de ello y dar una serie de pautas para su mejor comprensión. 

Lo que más llama la atención cuando entramos en materia dentro del antiguo Egipto es la gran cantidad de dioses que hay, idénticos en cuanto a forma o representación gráfica, así como en cuanto a funciones. 

No hay un único dios por encima de todos como puede considerarse a Zeus en la mitología griega u Odín en la escandinava. A lo largo de la historia de Kemet ha habido varios dioses que asumieron esa función, con mayor o menor éxito o difusión, llegando incluso a fundirse varios nombres para legitimarlos como los máximos representantes del pueblo y la religión. 

Por tanto, es absurdo decir que Ra es el dios supremo, u Horus (Jer), o Amón (Imen), porque no es así. Por otro lado, cada dios tiene varias representaciones físicas. Algunos solo tienen una o una es la más corriente y por tanto la que fácilmente reconocemos, pero muchos dioses pueden aparecer representados incluso como animales diferentes como es el caso de Thot (Yejuti) y eso no quita que su función o su nombre sean el mismo. 

Al mismo tiempo, cada dios puede representar elementos diferentes, no siempre complementarios, cuyas funciones varían según el contexto o el momento histórico, llegando incluso a ser contrapuestas en algunos casos. 

Estas características que pueden desanimar a aquel que quiere conocer en profundidad la mitología egipcia son fundamentales para desarrollarla. Cuando afrontamos esta mitología debemos olvidar todo lo que sabemos de otras religiones y dejar de compararla pues no hay comparación posible. La única forma de entenderlo es sumergiéndote en ella con la mente clara y dedicando mucho tiempo a apreciar las sutilezas de cada uno de sus dioses. 

Por eso, las generalizaciones acerca de la religión de Kemet no solo son perjudiciales para quien quiere conocer la verdad tras la mala divulgación de medios generalistas de la actualidad, sino que lo único que consiguen es trasmitir una imagen estereotipada y simplona de la historia más rica y compleja de la historia de la humanidad. 



Mientras haya personas que se conformen con “lo que les han contado los guías” o “lo que han visto en la tele o una web” Egipto seguirá siendo ese gran desconocido. Por ello, el blog va encaminado a determinados aspectos de la sociedad o la religión que puedan aportar luz a aquel que se acerca por primera vez y que permitan centrarse en un único aspecto al mismo tiempo con el objetivo de posteriormente tener una visión completa. 

Por último, hay que puntualizar que es engañoso pensar que Egipto es Kemet, es decir, lo que hoy queda en el país no es un reflejo de la civilización que existió hace más de tres mil años, no son más que restos de esta que pueden dar una imagen distorsionada de la civilización de Kemet. 

Lo que vemos hoy día son apenas restos de templos, estatuas y pilonos abandonados que no representan ni una mínima parte de lo que existía en su momento de máximo esplendor. Los templos que todavía resisten están incompletos, rotos o tremendamente deterioradas sus imágenes por el paso del tiempo y el maltrato al que turistas y otras personas les han sometido en el pasado y en el presente, día sí, día también. 

Es erróneo presuponer que podemos hacer una proyección de lo que vemos hoy día y magnificarlo para tener una imagen aproximada de lo que era la civilización de Kemet. Es imposible por un detalle que parece no interesar a medios generalista y ni mucho menos al público en general, y es la vida común y la gente corriente. 

Da la impresión de que Kemet solo eran grandes templos y tumbas, reyes y nobles, perfumes y maquillajes, dioses y cultos, pero nada de todo eso podía existir sin un pueblo que lo sustentase. Nada se habla de la gente corriente, de los mercados, de las casas, de las ciudades en las que vivían. Interesa reconstruir cómo eran los templos, qué rituales se realizaban y comprender listados enormes de reyes y dioses, pero no se le presta ninguna atención a la vida diaria. 

El principal motivo, en mi opinión, es que se trabaja con lo que todavía queda, es decir, con la escritura sagrada y monumentos todavía en pie que nos hablan solamente de reyes, conjuros para la otra vida y demás elementos que en poco o nada tocaban a la gente corriente. No obstante, se puede bucear en el mundo de la vida diaria, qué pensaba y creía la gente normal y cómo vivía. Es muy fácil elaborar pensamientos religiosos basándose únicamente en los textos sagrados y en cómo los sacerdotes los practicaban, pero es totalmente erróneo presuponer que la gente corriente los percibía de la misma manera o en qué medida les afectaba a su vida diaria. 

Por eso, cuando vemos Egipto hoy día no podemos hacernos una idea de cómo era Kemet entonces. Incluso aunque lo intentásemos por lo que vemos y lo que los libros de hoy nos cuentan, es imposible extrapolar los aspectos más importantes de toda civilización, sus gentes, sus entornos y su quehacer diario. 

Sin enrollarme más, ya llegaremos a eso en los capítulos sucesivos, os doy la bienvenida a este blog, el lugar donde poder acercar Kemet de forma sencilla y a la vez lo más completa posible.









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