Una de las culturas y
de las mitologías más complicadas que existen es la egipcia. Cuando hablamos de
mitología griega, nórdica o inca nos encontramos con multitud de historias y
relatos, pero todos unidos por una coherencia interna y una serie de fuentes orales
o escritas que han hecho que su conocimiento nos sea muy cercano. Eso no sucede
con Kemet (Antiguo Egipto). A continuación, vamos a estudiar el por qué e
intentar explicar los difíciles mecanismos que rigen la coherencia interna de
una religión que se mantuvo durante más de dos milenios.
Al acercarnos a la mitología egipcia nos encontramos con una
multitud de dioses que adoptan diversas formas. Un mismo dios puede
representarse de formas muy distintas, como animal y como hombre o mujer con
cabeza de animal, por ejemplo, puede unirse a otros dioses dando lugar a nuevas
deidades y representaciones y puede adoptar diferentes funciones. De la misma
forma, los mitos acerca de la creación del mundo difieren dependiendo de la
ciudad de procedencia de estos y lo protagonizan unos dioses u otros.
Ante tal panorama es
complicado conseguir una idea única y cerrada acerca de un dios o de un mito.
Simplemente, es algo que nos es posible en la mitología egipcia. Tenemos que
empezar asumiendo esto. No vamos a ser capaces de encontrar un solo libro o una
definición única y totalitaria acerca de un solo concepto, porque no existe. A
pesar de que con otras mitologías podamos encontrar una entrada o referencia
para un dios con toda su historia y características, esto no puede suceder en
el mundo de Kemet sin nombrar todas sus diferencias y diversas versiones del
mito o dios no pudiendo nunca llegar a una conclusión del tipo: Ra es el dios de... y representa...
¿Por qué sucede esto? Por diversos motivos. A pesar de todo hay
una coherencia en la incoherencia de los mitos egipcios y lo veremos todo al
final de la entrada tras explicar por qué nos encontramos ante semejante y
aparente caos.
En primer lugar, hay un factor temporal. Hablamos de una
sociedad que ha existido durante más de dos mil años bajo una civilización
avanzada. Hoy en día no somos capaces de comprender en su totalidad lo que
significa este factor tiempo porque nuestras referencias modernas son muy escasas.
Para hacernos una idea debemos pensar en todo lo que ha sucedido desde la
revolución industrial hasta ahora en la “vieja” Europa para ver cómo, a pesar
de haber experimentado multitud de cambios y evoluciones y dos guerras
mundiales, solo es un pequeño espacio de tiempo en comparación con la sociedad
egipcia.
Lo mismo sucede con otras sociedades que se encuentran más
cercanas a nosotros por cultura y localización. El imperio romano, incluso
contando la república, no duró ni un tercio que la sociedad egipcia. Los
griegos no se perpetuaron más que los romanos y civilizaciones como la vikinga
apenas duraron más de 300 años. En comparación, estas civilizaciones son una
anotación dentro del espacio de tiempo que abarcó la sociedad egipcia, y sin
embargo, nos parece que duraron mucho y permanecieron mucho más tiempo del que
realmente hicieron.
Debido a este factor tenemos que tener en cuenta que no podemos
pretender que los dioses y mitos que se originaron durante los primeros pasos
de la sociedad egipcia fueran los mismos que al final de esta dos mil años más
tarde. Y a pesar de todo, no cambiaron tanto en un periodo de tiempo tan largo
como si hicieron las sociedades que hemos nombrado anteriormente. Por eso en La
última etapa intento explicar dentro de cada dios la importancia que tuvo o las
modificaciones que sufrió dentro de las diferentes etapas por las que atravesó
la sociedad egipcia.
En segundo lugar, hay un factor documental. Todo lo que sabemos
de antiguas civilizaciones lo hacemos gracias a los documentos y textos
escritos que nos legaron. En Kemet existió la escritura desde los principios de
su época civilizada por lo que podría parecer que deberíamos saber tanto como
de la cultura Romana o griega. No es así. El principal motivo es que la escritura
se utilizaba casi expresamente para asuntos sagrados o documentos civiles por
lo que todo lo que tenemos hoy en día son este tipo de escritos. La gente común
no sabía leer ni escribir y además no existían muchos métodos de grabar textos
más que en papiro, piedra u ostraca.
Esto hace que el conocimiento actual acerca de la civilización
de Kemet esté influida por textos de carácter religioso o administrativo. No
disponemos de muchas fuentes de particulares y gente común por lo que la
egiptología se basa en el conocimiento que tenemos para intentar extrapolar
hábitos, creencias y cultura a la gente corriente. Por este motivo, la visión
de los mitos y dioses es la visión que los templos y los textos sagrados
transmiten, pero no tiene por qué coincidir con el acercamiento a los mismos
que tenía la gente de a pie.
Un problema que se suma son la multitud de fuentes que existen
sobre la civilización egipcia elaboradas con posterioridad. Especialmente los
griegos escribieron mucho sobre Kemet (Herodoto), sobre sus dioses y mitos. Al
hacerlo con posterioridad a lo que contaban y desde un prisma griego muchos
mitos se confundieron, modificaron o alteraron de tal forma que lo que nos
llegó en ocasiones no se podía distinguir si provenía de la fuente original o siglos
más tarde. El hecho de que algunos dioses se siguiesen adorando con otros
nombres y funciones tampoco ayuda a tener una visión exacta de cómo era el mito
original al compararlo con las fuentes antiguas.
En tercer lugar, tenemos lo que se conoce como la contaminación
cultural. Como hemos apuntado antes, griegos, romanos, persas, árabes han
tenido influencia y presencia en el país del Nilo a lo largo de la historia.
Esto ha provocado que diversos aspectos culturales se confundiesen entre ellos,
se adoptasen en la nueva cultura o se modificasen de acuerdo con lo que la
nueva sociedad está más dispuesta a aceptar o comprender. Los griegos cambiaron
todos los nombres de dioses y ciudades, asimilando los mismos a sus propios
dioses para entenderlos lo que provocó una excesiva simplificación de estos.
Dioses griegos y egipcios no son para nada similares. Forzar una
asimilación, en algunos casos excesiva como Serapis, solo provoca que la idea
original se olvide o se vea sustituida. Contra esta contaminación cultural ha
tenido que lidiar la egiptología desde siempre y, si bien muchos no han sido
capaces de salvarla, en su mayor parte ha sido posible gracias a las fuentes
originales, por escasas que estas sean, y diferenciando de manera clara lo que
vino posteriormente de lo original.
Por último,
tenemos las fuentes de la egiptología que permiten el estudio de la sociedad
egipcia desde todos los ángulos posibles. Ya hemos hablado de las fuentes
escritas, pero tanto o más importantes que estas para poder identificar patrones
de conducta, movimientos migratorios o una evolución del lenguaje y las
costumbres son la Antropología física y
paleopatología que permiten el estudio
de una cultura dependiendo del lugar, desde el punto de vista humano analizando
restos, adn, objetos y comparándolos con resultados presentes en la misma
región en épocas diferentes.
Entrada revisada a 28/01/2020
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