El templo de Debod (I): Historia
HISTORIA ANTIGUA
Arkamani es comúnmente interpretado como un monarca que lideró una transición dinástica importante dentro del Reino de Kush, evidenciada por la adopción del nombre trono Ḥnm-ib-Rʿ ("El corazón de Ra se regocija"), título que imita directamente al del rey egipcio Amasis de la dinastía XXVI (Török, L. 1997, p.421-423),. Esta asociación no solo sugiere un acto de usurpación dinástica, sino una afirmación deliberada de legitimidad basada en modelos egipcios de poder real. Arkamani no abandonó el culto de Amón ni Napata como capital ceremonial, sino que trasladó el cementerio real a Meroe, marcando un cambio geopolítico más que ideológico.
Adijalamani o Azakeramon en lecturas antiguas fue un monarca kushita sucesor de Arkamani, que gobernó durante el período tardío egipcio en el Reino de Meroe, aproximadamente a finales del siglo III a.C. Su nombre del trono, que incorpora el epíteto Stp-nṯrw ("elegido de los dioses") refleja una continuidad directa con la titulatura de Arkamani, lo que sugiere una referencia consciente a la legitimidad dinástica y religiosa egipcia. Se le otorga un reinado de unos 20 años entre el 200 y 180 a.c. Recordemos que por aquella época quienes ostentaban el poder en Egipto era la dinastía de los Ptolomeos (desde el 323 a.c. hasta el 30 a.c.), concretamente Ptolomeo V Epifanes. Meroe (en Nubia) aprovechó una serie de descontentos en el sur del país para extender su dominio y llegar a construir en una zona tan cercana al centro de poder egipcio como la isla de Elefantina.
Sin embargo, hay razones para creer que esta co-existencia de reyes egipcios y Meroiticos no fue violenta o limitadora ya que se da la circunstancia de encontrar los cartuchos de hasta tres reyes, Arkamani, Adijalamani y Ptolomeo IV, juntos en varios santuarios de la baja Nubia. Por el contrario, también se piensa que las inscripciones se grabaron en momentos constructivos diferentes (Török, L. 1997, p.430), no obstante pueda parecer extraño que no se intentasen borrar inscripciones de otros reyes si no fuera el caso de una co-existencia pacifica.
Adijalamani se destaca como uno de los reyes mejor documentados de este período, gracias a varias inscripciones en templos del Alto Egipto. La principal evidencia de su existencia proviene de inscripciones jeroglíficas en los templos de Kalabsha, Philae, Dakka y Debod, donde se presenta con titulaturas reales completas. Las inscripciones lo muestran como un rey constructor y como un devoto adorador del dios Amón, especialmente en su forma nubia.
Tanto Arkamani como Adikhalamani desarrollaron programas ideológicos profundamente marcados por elementos egipcios. Arkamani y su sucesor utilizaron titulaturas religiosas y políticas que hacían referencia a la restauración del orden tradicional, presentándose como “restauradores del culto antiguo” frente a la supuesta degeneración de los Ptolemaicos.
Una vez los reyes Ptolomeos se hicieron con el control total
de la zona acometieron la ampliación de la capilla de Adijalamani para
adecuarla al programa constructivo que llevaban a cabo en otros templos de la
zona. Con el paso del tiempo varios reyes ampliaron y acometieron la
construcción del templo de Debod, de ellos podemos atestiguar tres, que son los
únicos que han dejado una evidencia textual de su presencia en el templo.
Ptolomeo VI Filómetor, cuyo nombre junto con el de su esposa Cleopatra II figuraban en la gola
del segundo pilono, por lo que no es aventurado adjudicarle la construcción del
mismo.
Ptolomeo VIII también dejó su marca en el templo dedicando
una naos a la diosa Isis, ya que, por entonces, la única naos del templo estaba
consagrada a Amón de Debod. Esta naos ya no existe y sus dimensiones eran
superiores a la actualmente expuesta en el templo.

Por último sabemos que Ptolomeo XII contribuyó igualmente a la ampliación del templo ya que los cartuchos con su nombre son visibles en la naos que se conserva actualmente.
Cuando Egipto pasa a control romano, a partir del 30 a.c. se realizan una serie de ampliaciones que dotan al templo del aspecto final que conservamos hoy en día. Ya desde el principio de la dominación romana constatamos estas ampliaciones ya que relieves de los emperadores Augusto y Tiberio adornan tanto el vestíbulo como la fachada. Incorporaron a su vez el embarcadero para comunicar el templo con el Nilo.
Durante el periodo romano, una estela griega hallada en Abisko, al sur de Debod, registra una decisión del prefecto Lucius Lucceius Cerialis, comandante de la cohorte prima Lusitanorum, quien ejecuta un decreto del prefecto de Egipto, Sulpicius Similis, siguiendo un rescripto imperial. La inscripción establece los límites de un territorio disputado entre Titis (identificado como Kertassi) y una región colindante, posiblemente asociada con Parembole. Esto prueba que el territorio circundante a Debod era objeto de conflicto jurídico-administrativo bajo autoridad militar.
Debod aparece como un nodo clave dentro de la red de templos de la Dodekaschoinos (la región comprendida entre la baja Nubia y el alto Egipto), una región bajo propiedad formal de la diosa Isis de Filé. Sin embargo, la existencia de conflictos entre templos vecinos (como el de Amón en Debod y la capilla de Isis en Kertassi) sugiere una administración descentralizada. Zucker (Debod bis Bab Kalabsche) propone que la disputa registrada en la estela puede haber surgido por tierras asignadas a diferentes templos, lo que implicaba no solo competencia económica, sino también prestigio cultual.
En resumen podemos sintetizar las ampliaciones y decoraciones de la siguiente forma:
Etapa Ptolemaica
De Ptolomeo VI solo podemos atribuirle un elemento con
seguridad, el segundo pilono.
Posteriormente, Ptolomeo VII dedicó un naos a la diosa Isis.
Para finalizar esta etapa Ptolomeo XII hace grabar sus
cartuchos en las inscripciones de la naos dedicada a Amón, la que se conserva
actualmente.
Etapa romana
Solo se conservan cartuchos de Octavio Augusto aunque
sabemos que existieron otros de su sucesor Tiberio. Las inscripciones de esta
época se pueden localizar únicamente al vestíbulo y la fachada.
De esta época sería el embarcadero que uniría el templo con
el Nilo.
PRIMEROS VIAJEROS
El templo de Debod ha visto pasar un gran número de viajeros desde sus muros. Desde el siglo XVIII hasta el siglo XX se ha documentado, tanto su aspecto exterior como diferentes elementos que lo componen permitiéndonos obtener una cronología de su evolución, modificaciones y deterioro hasta que el templo viajó a Madrid.
1737-38 Frederic Louis Norden realizó un viaje a Egipto y Nubia que documentó en "Voyage d'Egypte et de Nubie", publicado en 1755.
Norden era un viajero y marino danés que realizó un viaje por Nubia. No llegó a poner pie en Debod, viéndolo a lo lejos y realizando un dibujo en el lugar. Esta es la primera imagen que tenemos del templo.
En 1813 tenemos un primer plano del templo, gracias a Burckhardt, Johann Ludwig, que lo publica en "Travels in Nubia". Este viajero Suizo menciona el templo al pasar por la región entre Kalabsa y el norte de Nubia. Sitúa el monumento en un emplazamiento próximo al Nilo y aislado entre ruinas menores, identificando el sitio hoy conocido como Debod.
Llama la atención sobre su estado ruinoso: techos colapsados, muros agrietados, y acumulaciones de arena en las entradas. En varias ocasiones menciona la amenaza constante de saqueos y destrucción por parte de la población local o por el paso de caravanas.
El siguiente viajero, cronológicamente hablando, es Franz Christian Gau que en 1819 visita el templo y en 1822 publica planta y sección general del templo, secciones, alzado y detalles, vista interior y detalles, relieves dibujados por él de la pared norte del vestíbulo, fachada y lado norte de la capilla de Adijalamani con el nombre de "Antiquites de la Nubie". En esa época se conservaban los tres pilonos y los dos naos.
El trabajo de Gau constituye uno de los primeros levantamientos arquitectónicos rigurosos del monumento.
Giovani Battista Belzoni en 1820 publica su visita – "Narrative of the operations and recent discoveries within the pyramids, temples, tombs and excavations in Egypt and Nubia"
Belzoni registra dos visitas al templo durante su descenso del Nilo. La primera mención aparece cuando Belzoni relata que, debido a un viento favorable, decidió no detenerse a visitar el templo de Debod durante su travesía inicial hacia el sur, posponiendo su inspección para el viaje de regreso. A su retorno, describe el templo con detalle. Indica que cuenta con un pórtico que conduce a la cella central, flanqueada por dos pequeñas cámaras laterales. Además, el pórtico incluye otras dos cámaras y una escalera que asciende al techo. Menciona la existencia de jeroglíficos escasos, así como dos templos monolíticos de granito. La estructura se complementa con tres portales consecutivos en el pórtico y una muralla circundante. Asimismo, en la orilla del río se halla un muelle con un acceso directo al templo, lo que sugiere su función ceremonial o práctica para procesiones o desembarcos.
Jean-Francois Champollion entre el 16 de diciembre de 1828 y el 1 de febrero de 1829 realizó dibujos de algunos relieves y una descripción del templo en "Monuments de L`Egypte et de la Nubie. Notices descriptives conformes aux manuscrits autographes rédigés sur les lieux para Champollion le jeune".
Identifica escenas en el pronaos del templo en las que destacan la participación del emperador romano Augusto en rituales religiosos egipcios. Específicamente, se resalta una escena en la que Augusto ofrece incienso y realiza libaciones sobre un altar cargado de frutos en honor a Osiris e Isis (Jean-François Champollion, Monuments de l’Égypte et de la Nubie, vol. II, plancha 62). No deja de ser una mención puntual al templo dentro de su obra, pero una mención que aporta más información que la recogida anteriormente por otros viajeros.
Ippolito Rosellini en 1834 publica "I monumenti dell`Egitto de della Nubia". En esta obra Rosellini describe a grandes rasgos la planta del templo, rodeado por un muro perimetral y precedido por tres pilonos dispuestos en sucesión desigual. El templo presenta una decoración incompleta, propia de los templos tardíos de Nubia, y en él destacan escenas de consagración donde el emperador Tiberio recibe vida y poder de los dioses. Asimismo, se identifican inscripciones con los nombres del rey Ashar-Amun (o Adijalamani), “el siempre vivo” y “el amado de Isis”, y de Cleopatra y Ptolomeo V.
Hector Horeau en 1841 publica una planta del templo así como una vista de este "Panorama d`Egypte et de Nubie".Erosiones y desgaste superficial: Varias zonas de los muros exteriores mostraban pérdida de material por acción del viento, arena y lluvias ocasionales.
Desprendimientos y fisuras: Se observaron fisuras menores en algunos bloques, con desprendimientos parciales de fragmentos decorativos.
Eflorescencias salinas: Se identificaron acumulaciones salinas en zonas bajas del templo, producto de la humedad capilar ascendente.
Decoración interior deteriorada: Aunque parcialmente conservada, la decoración en relieve presentaba zonas borrosas o erosionadas, en especial en la capilla de Adijalamani.
Problemas de cimentación: El templo había sido construido sobre un lecho rocoso irregular, lo que generaba inestabilidad estructural ante cambios hídricos o geológicos.
- - Dos pilonos bien conservados.
- - Capilla central dedicada al dios Amon de Debod y al rey Adijalamani, con relieves de notable calidad. - Decoración interior y exterior con escenas rituales, inscripciones jeroglíficas, demóticas y griegas.
- - Problemas estructurales moderados, incluyendo desprendimientos parciales, erosión de superficies decoradas, y deterioro por sales en zonas bajas.
- - Elementos singulares como un naos (santuario monolítico), escaleras a la azotea, y relieves con representaciones del culto imperial.
-
CONCESIÓN DEL TEMPLO Y PREOCUPACIÓN POR SU CONSERVACIÓN Y MANTENIMIENTO
Uno de los temas que salen recurrentemente en prensa y que los egiptólogos y especialistas han recalcado y denunciado en innumerables ocasiones es el del estado de conservación del templo. Este, al estar ubicado al aire libre, se encuentra expuesto a condiciones climatológicas muy diferentes a su lugar de origen, amén de otros riesgos para su conservación y preservación.
Desde el Ayuntamiento de Madrid se han hecho intentos de buscar soluciones, pero nunca ha llegado a plantearse una solución real. El hecho de que los otros tres templos donados en la operación de salvamento de los templos nubios se alojasen en el interior de museos, protegidos del exterior, es el principal punto de controversia respecto a la decisión que tomó Madrid en su momento.
Ya desde el inicio de la campaña de salvamento existieron dudas acerca de la recolocación de los templos donados, ya que se perdía con ello la integración de los monumentos con su elemento natural, destruyendo en cierta manera la concepción de los templos. No obstante, la alternativa era dejarlos sumergidos, por lo que acabarían perdidos para siempre fuera de la vista de cualquier persona, por lo que la opción de trasladarlos resultaba la menos dañina.
En un principio la recolocación no estaba destinada a producirse en suelo extranjero. Se opinó sobre hacerlo en suelo Nubio e incluso en zonas más turísticas como Luxor. El gobierno egipcio consideró museos al aire libre en las zonas de Kalabsa y Abu Simbel.
No obstante, durante las primeras discusiones con la UNESCO para definir el programa de salvamento se decidió que, en compensación por la ayuda internacional, ayuda que por otro lado no era obligatoria, se ofrecería a los países participantes los conocidos templos de Debod, Taffa, Dendur, Ellesiya y Derr. Sin embargo, este último templo pronto salió de la lista, al considerarse extremadamente complicado su salvamento debido al estado de su piedra. A pesar de todo, logró ser salvado por Egipto en 1965 y reconstruido en Nueva Amada.
En esta parte, una vez decidido que se iban a “regalar” templos al extranjero por su ayuda en el salvamento, se establecieron las primeras medidas que dichos templos tenían que cumplir para poder ser dados a los países elegidos. La principal era que tenían que estar acondicionados en el interior de museos para garantizar su protección y conservación. En el caso de los templos que se reconstruyeron en Egipto la idea era que se hicieran en contextos similares a los que se encontraban en origen.
Durante varios años y comités se definieron por escrito los términos y condiciones finales y aquí es importante señalar que, en 1965, en el segundo punto referido a las condiciones y naturaleza de la localización final de los templos y su instalación se decía que: “Bajo ninguna circunstancia los monumentos deben exhibirse en espacios al aire libre; deben ser tenidos en un edificio construido o adaptado para ese propósito”.
Ese mismo año se aceptó la solicitud de los Estados Unidos de recibir el templo de Dendur y, un año más tarde, el de Ellesiya por parte de Italia. Tanto España como Países Bajos recibieron la aprobación de Debod y Taffa respectivamente en 1967.
DESMONTAJE Y RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
La campaña de salvamento duró un total de 8 años.
En total se contabilizaron más de mil sillares una vez el templo se desmontó. Esta operación comenzó en 1961, pero no concluyó hasta 1970. Anteriormente el templo había estado casi 50 años sumergido en las aguas, desde la construcción de la presa hasta el desmontaje y traslado. Este proceso de desmontaje en sillares provocó que hubiese que almacenarlos en alguna parte antes de proceder al traslado definitivo y para ello se acordó hacerlo en la isla de Elefantina.
Durante toda la operación se tomó la decisión, el 30 de abril de 1968, de ofrecer el templo al gobierno y pueblo de España, que lo habían solicitado previamente y se les concedió en base a la ayuda recibida en la operación de salvamento de los templos nubios.
Una vez el desmontaje concluyó y el envío a España estaba decidido, se embalaron los 1724 bloques de piedra resultantes que partieron desde el puerto de Alejandría en 1359 embalajes, llegando al puerto de Valencia y trasladándose por carretera a Madrid. La llegada a la capital de España se produjo en el verano de 1970.
Para proceder al remontaje en Madrid se contó con Antonio Almagro, que, a lo largo de todo un año, trabajó para montar el enorme puzle en que se había convertido Debod. Para ello se decidió hacer sobre una plataforma con una elevación de 1,5 metros.
El remontaje se planteó en dos etapas: La primera desde el verano de 1970 hasta el 23 diciembre de ese mismo año y la segunda desde mediados de enero de 1971 hasta finales de ese mismo año.
Durante el proceso surgieron varios problemas, algunos de los cuales se subsanaron reconstruyendo los elementos faltantes. No obstante, hubo elementos que no se pudieron reubicar y se decidió musealizarlos en el interior del templo.
Fue durante la segunda etapa del proceso cuando se decidió reconstruir el templo como se veía en el siglo XIX en lugar del estado en el que quedó posteriormente y del que se tomaron los sillares.
Otro de los problemas fue la ausencia de fachada que se solucionó añadiendo una para proteger al templo de la lluvia y se utilizó piedra de Salamanca (Villamayor) para sustituir los sillares faltantes.
Una de las replicas de los capiteles se dejó en el parque en el que se sitúa el templo como elemento decorativo.
La gola del segundo pilono con el disco solar alado y las inscripciones griegas se sustituyeron por replicas y se conservaron en el interior del templo.
Finalmente, el templo fue oficialmente inaugurado el 18 de julio de 1972.
-














Comentarios
Publicar un comentario